El ser de un lector y la corresponsabilidad con lo otro y los otros

La plus volontaire mort, c’ est la plus belle. (la muerte voluntaria, la más bella).

Michel Montaigne

Ser en latín es satum y satum significa sembrar; así que si quiero ser un lector debo, sistemáticamente a diario, sembrar y, desde luego, sembrar en el sentido que se quiere dar a conocer en este texto es ser un amante lector: apasionado, ese lector que tanto ansiaba Nietzsche, un lector que sea un filólogo, lectura detenida de discernimiento, para luego confrontar, entrar en el plano de la sospecha de lo leído y, finalmente, poder exteriorizar lo pensado, producción escrita. Un lector, en últimas que logre transformarse con lo leído. Sembrar, entonces, es lograr que cada texto leído sea sentido y vivido, por el lector; que logre encarnarse, sea parte del ser más profundo.  Dada las apreciaciones anteriores, que logre volverse parte vital del trasegar cotidiano de la vida del lector. Es decir, si queremos ser algo en un futuro, como buenos lectores, y utilizo un juicio de valor porque considero que tiene sentido en este contexto, debemos sembrar. Aunque sembrar nos cuesta. No es fácil sembrar, hay que invertir tiempo y esfuerzo para cultivar, luego esperar un tiempo y ser pacientes para un resultado incierto. Probablemente será gratificante; tanto como la madre que se esfuerza en dar a luz, en parir un ser de sus entrañas. En consecuencia, vale la pena sembrar para algún día cosechar.

Así las cosas, el propósito de este texto es, básicamente, dejar algunas huellas o señales muy al estilo de notas y subrayados de la lectura de un libro espléndido, por su estructura, lenguaje y tema del que trata. Un tema tan crucial y poco reconocido como importante, la muerte; pero no cualquier tipo de muerte, sino el bien morir o, para ser más específico según el planteamiento de Montaigne, “la muerte voluntaria, la más bella”. El libro titulado “Del otro lado del jardín del autor colombiano, Carlos Framb, año 2009, editorial Aguilar”. Del otro lado del jardín me aguardaban la cárcel, la orfandad y un proceso por homicidio. Pero también los profusos dones de la amistad, de la recuperada libertad y de la vida.

Del otro lado del jardín es un relato, tipo crónica, que atraviesa esa línea convencional de una sociedad que se escandaliza de las trivialidades de la vida, pero que es permisiva, en grado sumo, de las bajezas que cometen grandes emporios y personalidades distinguidas socialmente que están establecidas y nombradas, de forma explícita, para el bien actuar. No obstante, implícitamente o por debajo de cuerda, como dirían algunos, se dedican a cometer cualquier cantidad de ignominias de todo tipo. Es de notar entonces, que la vida, para muchos de los mortales, se convierte en un calvario que muy pocos se animan a enfrentar las peripecias. En otras palabras, a traspasar el umbral de la incomodidad o incomodidades físicas, para algunos; dolencias de conciencia y, para otros, en traumas caóticos de su economía. Dada estas circunstancias, la vida se les convierte en una prisión escalofriante, como dice la canción: “aunque sea de oro, no deja de ser prisión” y, por tanto, no vale la pena seguir viviendo, lo mejor es intentar escapar de ella a cualquier precio.

Bien vale la pena dejar a los lectores de este blog algunos de mis subrayados de la lectura de este libro y que así puedan ir viviendo mientras leen.

Frente a la muerte voluntaria “teníamos que salvar el hiato que mediaba entre sus creencias religiosas y mi postura escéptica, entre su concepción del suicidio como un pecado y la mía que lo entiende como un ejercicio de dignidad, libertad y honor” (p. 48).

Nacida (refiriéndose a su madre) en un hogar católico, sin oportunidades de educarse, ignorante en cuestiones de historia, de filosofía o de ciencia, sin defensas intelectuales contra el virus de la superstición, ¿qué posibilidades tenía de indagar, de dudar, de elegir, de escapar al insidioso troquelado cristiano y al adoctrinamiento en boga? (p. 50)

La muerte no puede afligirnos con su presencia, porque mientras nosotros existimos no está presente, y cuando está presente, ya no lo estamos nosotros. Para Epicuro, si bien no toda desdicha justifica el suicidio, lo cierto es que siendo el fin de la vida la consecución del placer y de la ataraxia, cuando esto se halla gravemente amenazado o resulta, sin más, difícil de alcanzar, está justificado darse muerte, siempre que tal decisión sea la consecuencia de un cálculo racional y prudente (pp. 63,64).

El estoicismo entiende el suicidio como la puesta en práctica de la libertad que posee el ser humano para abandonar una vida que considera ya indigna e impropia de su razón. Honor y libertad son los dos pilares que levanta el estoico para sustentar su teoría de que el suicidio es un acto moral y valiente, nunca de debilidad ni cobardía. (p. 65).

En su ensayo “De las costumbres en la isla de Ceos”, el humanista francés Michel de Montaigne sostiene que el dolor extremo o la seguridad de una muerte vil son motivos excusables de suicidio. (…) concluye inolvidablemente: Cuanto más voluntaria es, más bella la muerte. (p. 70).

Entre los grandes filósofos, Nietzsche, finalmente, considera que en ciertas circunstancias es inconveniente vivir por más tiempo, y que continuar vegetando en dependencia de médicos y practicantes, cuando se ha perdido el sentido de la vida, debería motivar un profundo desprecio por parte de la sociedad. Morir orgullosamente, cuando ya no sea posible vivir con orgullo (p. 75).

Ahora sé que la amistad, frágil y ardua como es, se prueba en la hora dura, y que ante la adversidad el verdadero amigo no huye, no calcula, no pregunta, no juzga, no hace cábalas, no pide explicaciones. Ante tu indefensión, su único ademán es el abrazo y su primer impulso es correr a tu encuentro y darte apoyo, dispuesto a llorar y padecer contigo, a confortar tu ánimo, a mitigar tu pena, a aliviar tus heridas, y cuanto más grande es tu dolor más grande es su entrega. (p. 143).

El suicidio asistido de mamá no había sido un acto desesperado o triste o cruel, sino un acto claramente meditado, mutuamente acordado y justificable; un acto cristalino de amor que cualquier ser humano aprobaría…Ayudar a mi madre a poner fin a su vida intolerable ha sido la prueba más dura por la que mi conciencia ha tenido que pasar y, sin embargo, era algo a lo que no me podía rehusar. (p. 145).

En cuanto a mis motivos, prefería guardar silencio. Las razones que llevan a alguien a quitarse la vida pertenecen al mundo interior, oscuro y contradictorio, y son al menos tan complejas como aquellas por las que otro sigue viviendo. Nadie sabe ni sabrá jamás por qué un ser humano decide morir, porque nadie puede saber cómo se siente otro en sus adentros, ni puede definir por él la línea que separa la penumbra de la claridad. (p. 146).

No hay que acudir a los textos, ni hay que buscar en la doctrina para concluir que en ciertas condiciones las personas prefieren morir a seguir viviendo. Norman Cousin escribe: La muerte no es la pérdida más grande de la vida; la pérdida más grande es lo que muere dentro de nosotros mientras vivimos; la verdadera tragedia consiste en vivir sin dignidad o sensibilidad. (pp. 175, 176).

Giovanni Papini: “hemos rechazado un resto de vida que ya no podía llamarse vida, un despojo de vida más espantoso que la misma muerte” “No hemos rechazado la vida, solo hemos rechazado suplicios y vergüenzas que eran la negación y destrucción de la misma esencia de la vida” “el escalofrío de la vida era más violento que el escalofrío de la muerte” (pp. 177-179).

Así se dan por terminadas estas glosas que pudieran ser muchas más, pero, de eso estoy seguro, quiero que quede algo para el lector, que sea él mismo el que se adentre, personalmente, en éste maravilloso viaje a través de la lectura del libro de Carlos Framb. y yo, como señala el autor en el final con los versos: “y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido… y se quedaran los pájaros cantando” (Juan Ramón Jiménez, el viaje definitivo). Con este poema cierra el libro su historia conmovedora.

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